martes, 17 de abril de 2012

SEÑOR...¿REVISO EL NIVEL DE ACEITE DEL MOTOR?


Hace varios años tuve el privilegio de tener un carro, recuerdo la primera vez que lo compre, fue una sensación muy especial, una felicidad inexplicable que no cabía en mi corazón; al salir del concesionario me dirigí a mi casa para sorprender a mis padres, recuerdo ese día con total frescura, mi mamá casi se le vienen las lagrimas de la felicidad, mi papá me abrazo con fuerza y me felicito por que era mi primer carro, la verdad es que fue muy especial ese día.

Los primeros días en los que comencé a salir con mi carro fueron muy chéveres, solo hasta cuando  llego el compromiso; había que tanquearlo cada semana, con el tiempo los cuidados y mantenimientos exigían recursos que en ocasiones no tenia, o mas bien no preveía; y bueno los que tienen carro saben a que me refiero.

Pero siempre que iba a la bomba o estación de gasolina a tanquear, la persona que me atendía me preguntaba: “Señor, ¿le reviso el nivel de aceite del motor?” y a veces por pena o por sentirme muy profesional en el asunto de los motores y los carros, yo le respondía: “no gracias… esta perfecto”; bueno afortunadamente al motor del carro nunca le paso nada, siempre estaba pendiente de cambiar el aceite según las fechas que me aconsejaban hacerlo, pero si no lo hacía, el riesgo era que el motor se quemara y se frenara por falta de aceite.

Pensando un poco en esto, en ocasiones nuestras vidas son como el motor de un carro, hay una aceite que mantiene nuestras vidas en un movimiento constante, seguro y en buena estado, ese aceite se llama AMOR, si, pero no cualquier amor, no como el que muchos de nosotros pensamos, me refiero a alguien que en pocas palabras resume su significado, DIOS.

Cuando los escribas le preguntaron a JESÚS, “¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús les respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el primer mandamiento.”  Si miran con detalle, Jesús nunca les dijo: “Me servirás con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.”  (Marcos 12: 29-30)

Creo que muchos cristianos hemos caído en el error de servir antes de amar, aunque es cierto que la razón por la cual servimos al Señor es por la respuesta a su amor, no podemos descuidar el AMOR, colocando por encima el servicio.

Dios no quiere un servicio de tu parte si no hay AMOR real en tu corazón por Él, Dios no quiere que vayas a tu iglesia y sirvas en cuanta actividad exista, si realmente no lo amas  primero, todo lo que hagas será en vano, terminaras quemándote, y no solo eso, sino que después de quemarte, dejaras todo a un lado y también te apartaras de Él. Antes que un SIERVO, Dios prefiere un DISCIPULO que este dispuesto a estar con Él, a escucharlo a Él, a disfrutar de Él, a deleitarse en Él y conocer de su amor.

Por eso, cuando lleguen esos momentos en tu vida cristiana donde te sientes fatigado, que ya no puedes mas con tus discípulos, con el ministerio, con tu capacitación, etc…   deja que Dios te pregunte cada día: “Hijo, ¿Quieres que revise el nivel de aceite de tu corazón?” Solo así podrás estar en el nivel correcto, no se quemara tu corazón, tu servicio no será una carga, sino un deleite.

Dios no quiere que te vuelvas un profesional en cosas viejas, sino que permanezcas como un novato en cosas nuevas sin que descuides tu nivel de aceite.



Frank V.