Trabajo como cantante en una agrupación crossover de la ciudad de Medellín llamada Beat Banda, y es un placer y una bendición trabajar junto a un gran equipo y talento humano. Pero no quiero hablar de los músicos con los que trabajo, simplemente deseo expresar algo en lo que durante mucho tiempo he venido meditando respecto a la "competencia artística de la ciudad."
En lo personal no creo que exista tal "competencia", creo más bien que existen diferentes grupos y artistas con muchas fortalezas y debilidades, en especial con las bandas crossover, que algunas por no decir todas, nos hemos proclamado la "mejor banda de la ciudad", y creo que todos en algún momento hemos caído en ese calificativo por simple "mercadeo" u orgullo por el trabajo que realizamos.
Pero meditando con más detalle, creo que todas las bandas de la ciudad son buenas (según el target que desean alcanzar y según el oído del receptor). Como lo había expresado anteriormente, todas trabajamos por dar lo mejor a nuestro público, queremos mejorar en cada aspecto tanto musical como visual, hacemos buenos vídeos, nos tomamos las súper fotos y nos esmeramos por mostrar lo mejor, pero... ¿calificarnos como la mejor banda de la ciudad? No hay nada más maravilloso que sentirnos felices y orgullosos de lo que hacemos, pero para colocarnos ese calificativo tendríamos que ser unos expertos musicales en: vallenato, salsa, merengue, pop, bachata, regueton, cumbia, porros, etc. (Sin contar con que, para serlo, todos los integrantes deberían ser calificados y expertos en cada género interpretado.)
Cosa que a todos nos molesta, cuando hablamos mal del otro grupo o pretendemos des calificar el trabajo que con tanto esfuerzo, o poco (cosa que no podemos juzgar con certeza en los demás), luchan por ocupar un espacio en el menú artístico de la ciudad. Es cierto, en algún momento caí en ello, hay un ego-orgullo en nosotros por no decir "envidia" que nos lleva a comportarnos de una forma fea y triste. Pero lo bueno de todo esto es hacer una pausa y reflexionar. La vida se trata de cambiar para bien, de ser mejores personas y corregir aquellas cosas que en vez de edificarnos terminan destruyéndonos.
No hay nada más desagradable y vergonzoso que hablar mal del otro, o pretender que te contraten porque no tienes defectos, eres el mejor, etc. Creo que deberíamos ser más prudentes en esto. No vanagloriarnos tanto y simplemente dejar que los clientes sean aquellos que definan lo que más les gusta. Es por esta razón que digo "no existe tal competencia" contra el otro.
La verdadera competencia está en nosotros mismos, en esmerarnos por ser más detallistas y perfeccionistas en lo que deseamos entregar a nuestros clientes; ser responsables con lo que hablamos y demostrar con hechos que el trabajo es bueno, y que el precio por lo que haces será más valorado cuando el resultado entregado es excelente.
Pero finalmente deberíamos dejar la última palabra a aquellas personas que nos contratan junto a sus invitados, son ellos los que hablarán o referenciarán tu trabajo, en esa medida crecerás en demanda o simplemente no te volverán a llamar.
Así que amigos, dejemos de hacer comparaciones que demeritan el trabajo artístico, de preocuparnos por la "competencia" o hablar mal de ella. ¡Somos colegas, compañeros, músicos, artistas… Y todos corremos tras un mismo fin, motivados por la misma pasión! Que la auténtica motivación de cada uno nos lleve a entregar lo mejor de sí a quienes han creído en nuestro talento, a ser retados por la excelencia y la creatividad sin atropellar a nadie. A creer en lo que hacemos sin poner en duda la ética de cantante ó músico instrumentista.
"Como músicos somos muy buenos críticos y descalificadores, pero pésimos espectadores en silencio."
FRANK VALENZUELA